Los efectos devastadores de una mala alimentacion

Hugo Ortega Duran, experto en nutrición y presidente del Colegio de Nutriólogos de León, advierte sobre los graves problemas de salud que puede desencadenar una dieta restrictiva o una alimentación desequilibrada. Estos no solo afectan el funcionamiento del hígado, los riñones y el metabolismo, sino que también pueden dar lugar a trastornos de la alimentación que a menudo pasan desapercibidos sin una adecuada asesoría.

«Es crucial tener en cuenta no solo los trastornos físicos, sino también los trastornos psicológicos, como los trastornos de la conducta alimentaria, que pueden tener un impacto significativo en la salud de una persona», destaca Ortega Duran.

Obtener una comprensión clara de los trastornos alimentarios

Según Maribel Pesqueira Martínez, especialista en psicología y trastornos de la alimentación, estos trastornos son alteraciones serias en la conducta alimentaria que afectan negativamente la salud física, mental y emocional. Su origen radica en una obsesión desmedida por controlar el peso y la apariencia física, y pueden manifestarse en la forma en que nos relacionamos con los alimentos.

Entre los trastornos alimenticios más comunes se encuentran la anorexia, la bulimia, la pica, el trastorno de la ingesta selectiva, el trastorno por atracón, el trastorno del comedor nocturno y la obesidad.

Factores desencadenantes

La adopción de dietas restrictivas aumenta la probabilidad de tener episodios de ingesta compulsiva, ya que comer en exceso puede ser una respuesta a la ansiedad generada por la restricción. Además, un control excesivo o vigilancia constante por parte de la familia puede llevar a una sensación de pérdida de control, que la persona percibe como la única área de su vida que puede manejar.

«Los sentimientos de miedo, culpa y vergüenza, junto con una autoimagen negativa y el deseo de compensar lo que se ha comido con ejercicio exhaustivo, son característicos de los trastornos alimenticios. Las personas se esfuerzan por cumplir con un estándar de belleza irrealista, confundiendo sus deseos con la realidad», explica Pesqueira Martínez.

Los desencadenantes ocultos de los trastornos alimentarios

Además de la presión social y los estándares de belleza inalcanzables, los trastornos alimentarios también pueden ser desencadenados por eventos difíciles de adaptar, como el divorcio de los padres, cambios de residencia, acoso, experiencias sexuales no deseadas, abuso de alcohol y drogas.

Si sospechas que alguien puede estar sufriendo un trastorno alimentario, presta atención a su excesiva preocupación por el peso, la figura corporal y las comidas.

La importancia de una atención multidisciplinaria

Los trastornos alimentarios deben ser tratados por un equipo de profesionales especializados en nutrición, psicología y medicina-psiquiatría, ya que cada uno puede abordar aspectos específicos que contribuyan a la estabilidad física y emocional del paciente. Existen diferentes enfoques terapéuticos, como la terapia cognitivo-conductual y las terapias psicodinámicas, que permiten a la persona explorar y expresar sus emociones y conflictos internos, mejorar sus habilidades de afrontamiento y promover una relación más saludable con la comida.

Prevenir los trastornos alimentarios desde la infancia

Para prevenir la aparición de trastornos alimentarios, es fundamental fomentar una imagen corporal positiva, una buena autoestima y habilidades para gestionar emociones y relaciones sociales desde la infancia. Esto implica promover prácticas de autocuidado y respeto hacia la diversidad corporal, demostrando afecto, atención y empatía tanto hacia nuestra familia como hacia nosotros mismos.

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