Histórico momento en la sucesión al trono
Después de ocupar un lugar destacado en la línea de sucesión al trono durante muchos años, el día 6 de mayo quedará grabado en la historia cuando Carlos III sea coronado como el nuevo rey de Inglaterra. Esta ceremonia, que contará con la presencia de 2,000 personas, estará llena de simbolismos y tradiciones, donde las joyas y prendas reales cobrarán un papel especial.
La importancia de las joyas de la corona
Las Joyas de la Corona, que se guardan en la Torre de Londres desde hace siglos, son verdaderos tesoros de valor incalculable. Estas joyas serán exhibidas durante la ceremonia y recordarán a los presentes la rica historia y tradición de la monarquía inglesa. El Libro Real, que contiene la lista de elementos esenciales para la coronación, será una guía indispensable para asegurarse de que todo esté en orden, siguiendo las pautas establecidas por los monarcas anteriores.
La vestimenta real en todo su esplendor
El rey Carlos III lucirá su uniforme militar durante la coronación, pero también llevará la emblemática capa de terciopelo carmesí y la estola real. Estas prendas, con un significado histórico, acompañaron a su madre en su coronación en 1953. Además, el rey llevará una túnica blanca, conocida como Colobium Sindonis, que representa el momento de la unción. Cabe destacar que esta prenda se confecciona exclusivamente para cada monarca en cada coronación.
El brillo de las coronas
Sin duda, uno de los momentos más esperados será cuando el rey Carlos III luzca las preciadas coronas. En esta ocasión, el rey utilizará dos coronas: la Corona de San Eduardo, que ha estado presente en las coronaciones durante más de 350 años, y la Corona del Estado Imperial.
La Corona de San Eduardo, que tiene una historia que se remonta hasta 1661, está hecha con materiales preciosos como oro, plata, esmalte, platino y diversas piedras preciosas. Con un peso estimado de dos kilos, esta valiosa corona solo será llevada por el monarca durante breves momentos durante la ceremonia, siendo posteriormente reemplazada por la Corona del Estado Imperial. Este gesto simboliza el paso del poder y la responsabilidad de la nueva era que se inicia bajo el reinado de Carlos III.