El emotivo momento entre padre e hijo en la ceremonia de coronación del rey Carlos III

Durante la solemne ceremonia de coronación del rey Carlos III, un momento tierno y conmovedor capturó la atención del público. Fue en ese instante en el que el príncipe Guillermo, hijo del nuevo monarca, se inclinó ante su padre para jurar su lealtad como heredero al trono.

Como parte del protocolo, Guillermo debía besar en la mejilla a sus padres. En ese preciso momento, el rey Carlos, con gesto conmovedor, susurró las palabras: «Gracias, Guillermo», lo que no pasó desapercibido para los espectadores.

La emotiva escena contrasta con la situación de su hermano menor

Sin embargo, inevitablemente se establecieron comparaciones con el hijo menor del rey, Enrique, quien ha estado distanciado de su familia debido a las controvertidas declaraciones que hizo junto a su esposa, Meghan Markle. Mientras ellos se quedaron en California con sus hijos, Lilibet y Archie, Enrique ocupó un lugar en la tercera fila durante la ceremonia de coronación.

Enrique evitó el contacto visual con su padre y su hermano mayor, Guillermo, durante todo el evento. Expertos en lenguaje corporal señalaron que parecían haber acordado evitar cualquier mirada directa, quizás para evitar cualquier muestra de emoción que pudiera abrumar al rey Carlos.

Una mirada de calidez y gratitud en medio de la distancia

A pesar de su distanciamiento, hubo breves momentos en los que Enrique observó a su padre y a su hermano desde la distancia. En algunas fotografías, se puede apreciar su mirada hacia ellos durante el servicio tradicional.

La experta en lenguaje corporal, Judi James, comentó: «Ambos parecían haber acordado evitar el contacto visual durante la ceremonia, posiblemente porque Carlos parecía estar abrumado por la emoción en algunos momentos. Sin embargo, hubo un breve momento en el que cruzaron miradas y recibimos una mirada de calidez y gratitud de Carlos hacia su hijo».

Un encuentro fugaz y un adiós apresurado

Según informes de The New York Post, Enrique no interactuó con su padre y su hermano después de la ceremonia. De hecho, se subió a un automóvil rumbo al aeropuerto de Heathrow para regresar con su esposa e hijos.

Este emotivo y a la vez distante episodio en la coronación del rey Carlos III pone de manifiesto las complejidades de las relaciones familiares en la realeza, donde la distancia y las diferencias pueden ser tan palpables como las demostraciones de afecto.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí